domingo, 27 de abril de 2014

Las Motos en Sálvat













































Un aspecto presente en las historietas de Sálvat es sin duda, las motos. Cuando imaginaba estas historias me la pasaba mirando revistas del Paris Dakar. Claro, cuando de verdad las motos salían de Francia para terminar en África cruzando el Sahara. Las modificaciones en las motos de esos tiempos eran muy grotescas. Daban a los vehículos un aspecto descuidado de hecho a las apuradas. Aparte que el desierto arruinaba la pintura, las gomas y hasta los pilotos. Hoy las motos parecen modelos a escala, casi impecables con cámaras siguiéndolos todo el tiempo. En el antiguo París Dakar había muertes siempre, secuestros, perdidos y trampa. Era algo feo muy alejado del deporte con muchos accidentados, pero la aventura real era innegable. Algunas lo llamaban la última gran aventura. Bueno, yo miraba esas revistas pensando cómo serían las motos de Sálvat y sus amigos. Y me enamoré de la Yamaha XT 600. No la que se vendía, sino la preparada que lucia robusta, pesada, indestructible. Las marcas japonesas me gustaban todas, igual las alemanas y alguna que otra italiana. Nunca me banqué mucho las yanquis. No porque no me gustaran la Harley, me encantan, pero nunca pude imaginarlas en el desierto y menos con armas montadas. Igual, dibujé varias choperas en el comic de Sálvat, je, je.

Tenía diseñadas unas cuatro o cinco motos cuando un amigo me obsequió una revista de modelismo donde una persona armaba un diorama con motos del post holocausto. El tipo tenía ideas muy locas como motos armadas con motores de avión o v8. En la misma época vi Akira y eso si me cambió la idea. La moto de Kaneda era una masa. Realmente futurística, también de Bublegumn Crisis. Ya no eran bloques de cuatro líneas como los ciclones de robotech, eran motos con muchos detalles que tenían motor,  mandos para acelerar y hacer cambios o frenar. Escapes. Amortiguaciones, todo.

El aspecto de mis motos cambió con estas nuevas influencias, pero no quería alejarme de un aspecto funcional, no quería que las motos se transformaran en juguetes, tenían que verse como vehículos, al verlas era  fundamental para mí que el lector crea que esas cosas funcionaban. Hice muchos bocetos. Y cree varias viñetas cuando publique los cuentos en internet. Fue entonces que me sentí influenciado otra vez cuando vi Final Fantasy. Creo que eso era casi lo que estaba buscando. Yo pensaba que las motos de estos relatos eran compañeras inseparables, como los caballos de los gauchos. Algo que me gustó añadir fue monitores en el cockpit, algo así como una computadora de navegación en las motos.

Hice las motos de los malos de turno, una para un personaje que aparece en varias aventuras llamada Gisela y una especie de Tenere para Sálvat.


                                                                                                                                                              


Entonces después de escribir nueve cuentos dejé pasar medio año y comencé una nueva serie donde Sálvat buscaba sus orígenes, pero lo haría con una moto parlanchina que se convertiría en su colega y escudero en todas las nuevas aventuras. Sandy la moto robot. Pensaba en una moto capaz de viajar por el mundo. Y existían motos así. Hojeando revistas viejas encontré el reportaje a un hombre que estaba dando la vuelta al mundo, allá por los años ochentas en una Honda Goldwing Interstate. Para quien conoce esa moto, tiene un carenado futurístico, parece una casa rodante, y era justo lo que yo quería. Amplios portaequipajes, un asiento cómodo del estilo de las Halley, pero en una moto con apariencia japonesa. Diseñarla tomó hacer muchos dibujos, descartar montones de bocetos. Miles de bosquejos tirados. No quería una moto reconocible, tenía que ser algo así como una dream bike, Algo de exhibición. Además desde el vamos tenía que llevar dos ametralladoras y dos lanza misiles. Después de encontrar donde poner esto se me ocurrió hacerle tres cascos al carenado, usualmente las motos grandes llevan solo dos. También me encantaba la idea del mono brazo que había visto en algunas Suzuki. O sea, las ruedas fijadas solo de un lado para poder cambiarse rápido. Gomas especiales y un motor atómico que nunca se agotaba. En muchas ocasiones, Sandy rescata a Sálvat de sus problemas, es muy leal y celosa, pero muy obediente, Aunque su cerebro robot tiene programas que no siempre son del agrado de Sálvat y suelen contradecirlo.  Para la segunda serie de Salvat que en historietas se verán dentro de mucho tiempo, dibujé muchas viñetas que aquí pueden ver.

Quiero añadir a modo de confesión, que hubo dos obras que actuaron de sopa inspiradora antes de hacer el primer boceto sobre Sálvat. Una es una película clase B, tal vez sea mejor usar una letra más alejada de la A en el abecedario. Pero bueno, a mí me gustó mucho. Se trata de Warrior of the Lost World. Una versión muy pobre de Mad Max pero con un motociclista en una era posterior al holocausto global. Hay mutantes, un régimen dictatorial, parias, esclavos fabriles y sabios con poderes síquicos. En la misma época me prestaron una revista Skorpio donde leí un unitario guionado por el gran Ricardo Barreiro y dibujada por otro grande, Juan Giménez. Se trataba de SILVER, una historia sobre ejércitos de motos en el futuro con un toque sentimental. Creo que es una de las mejores historias que leí. Sumado a esto un poco de rock and roll o heavy rock y la fórmula para la serie estaba medio cocinada. Al final es muy entretenido dibujar motos. Este es un breve entremés mientras preparo el tercer episodio de Sálvat en historietas.



martes, 8 de abril de 2014

Otras páginas del Inner Circle

Noruega. Años noventas. Después del sucicido de DEAD, Euronymous recoge pedazos de su cerebro y cráneo como trofeo. En una ceremonia junto a sus secuaces realiza un sacrificio invocando a Bathory. Luego...
















Guión: MACHISON Dibujos: M.C.Carper